HARRY POTTER 8.
Nombre provisional xD
Bueno, evidentemente para leer este octavo libro, se recomienda por cuestión de Spoilers haber leido los 7 anteriores o haber visto las 7+1 películas. El mundo y los personajes son de Rowling, la história y las faltas horrográficas son mías xDD
Esta nueva sección que será de caracter mensual - y que no sustituirá al post del Jueves xD- empezó a gestarse el mismo momento en que salí del cine de ver la última película y darme cuenta de que si quería algó más de Harry Potter, lo iba a tener que hacer yo xD. Espero que a los seguidores os guste, está hecho con cariño y mimo aunque evidentemente nunca llegará a la calidad de los libros originales ¡¡pero con gans que lo intento!!! xD
Ya sabeis, la segunda semana del més toca doble suplicio de Último Post xDD Os dejo un enlace (el título "1. El Despertar" xD) por si quereis leerlo más comodamente, a Full Screen, letra grande en negro sobre fondo blanco y con las Sangrías que tanto me gustan a mi (tanto en verano como en otoño, Sangría Don Simón xDD) pero tan poco a Blogger. ¡¡Espero que os guste!!!
1. El Despertar.
El último rastro de vapor se esfumó en el cielo otoñal cuando el tren tomó una curva. Harry todavía tenía la mano levantada.
-Ya verás como todo le irá bien –murmuró Ginny.
Harry la miró, bajó la mano y, distraídamente, se tocó la cicatriz en forma de rayo de la frente.
-Sí, ya se que todo le irá bien.
La cicatriz llevaba diecinueve años sin dolerle. No había nada de lo que preocuparse.
Nada de lo que preocuparse.
Nada de lo que preocuparse.
Nada de lo que preocuparse.
La cicatriz pareció responder ante estas palabras infligiendo a su portador un dolor atroz, como si le hubiesen clavado una aguja de hierro ardiente en la frente. Harry se llevó las manos a la cicatriz como si con este acto tan simple fuera a disminuir aquel dolor, pero este era tan intenso que cayó de rodillas, levantó la vista hacia Ginny y vió que esta no hacía nada. Estaba de pié, mirando al frente con cara sonriente, como si no se diese cuenta del dolor que su marido estaba sufriendo. Más aún, no se movía. Ella y todo el lugar, toda aquella estación parecían haberse congelado, al momento la idílica imagen de aquella estación empezó a rasgarse, a quemarse como incienso sobre una taza. Mientras Harry apenas podía permanecer consciente debido al dolor, los pilares y andenes de la estación se volatilizaban en cenizas y ascuas que se elevaban hacia el cielo, la imagen de Ginny permaneció intacta mientras el cielo se deshacía en un gris rancio y mortecino que se perdía en la nada. Harry intentaba gritar pero el dolor se lo impedía, ni siquiera lo consiguió en el momento en el que Ginny estalló en cenizas. Un trozo de rostro en el que aún residía la bella sonrisa de su mujer fué lo último en desaparecer delante de los ojos de Harry. Este se quedó rodeado de oscuridad y dolor, de una soledad que le aterro mucho más que cualquiera de los peligros a los que se había enfrentado antes.
Una fuerza que provenía de su interior pero de cuya existencia ni siquiera él tenía constancia le hizo dar un paso en aquella terrible oscuridad, en aquella nada sin fin ni principio. Su cicatriz brilló en su frente con tal fuerza que cegó sus ojos y se dio cuenta de que aquel abrasador dolor era lo único que lo mantenía vivo. La luz de su frente irradiaba poder y dolor en su lucha constante para seguir existiendo en aquella nada. Luchaba contra el miedo y contra el olvido mientras su cuerpo caminaba contra la corriente de lo etéreo. Su invisible prisión no parecía querer soltarlo hasta que notó unos enormes y férreos dedos atenazar su brazo con una fuerza sin igual. Harry intento unir sus pocas fuerzas para zafarse de aquella presa, pero le fue imposible.
La sensación fue como la de hundirse en un pozo de cieno, sin poder respirar y seguir hundiéndose sin fin hasta que Harry tuvo la certeza de que iba a morir.
Pero la muerte no llegó, y el niño que sobrevivió notó el aire en su piel y el frio suelo en su espalda. Abrió sus ojos aunque estos apenas le respondieron, mostrándole un mundo borroso en el que una enorme figura se levantó frente a él. Fue lo último que vio antes de caer inconsciente.
Cuando Harry abrió los ojos vio delante suyo una hoguera que iluminaba una enorme figura. Observó su enorme brazo y este resplandecía en carne viva, reflejando parte de la luz de las llamas. Aquel enorme ser se enrolló aquel horrible y castigado brazo con una improvisada venda. Lo hizo en silencio y sin quejarse, aunque debía estar sufriendo por aquellas tremendas heridas. Aquel gigante levantó la cabeza y sus miradas se encontraron a través del fuego de la hoguera.
-Ha…grid…- dijo Harry apenas sin voz y con una cansada sonrisa.
-¡¡Harry!!!- gritó este y, saltando por encima de las llamas se arrodilló a su lado.-¡¡Lo sabía!! Sabía que… sabía que… volverías. Si él lo hizo ¡¡Tu también!! Dijeron que estaba loco, que no…- y se puso a llorar como un bebe. Cada enorme lágrima que surcaba el rostro de Hagrid tenía el tamaño de una bola de golf y todas caían sobre el rostro del cansado Harry.
Luego vino lo peor, el abrazo de Hagrid a punto estuvo de acabar con la vida que tanto le había costado rescatar.
-Debes de tener hambre, espera un momento- le dijo su enorme amigo, aunque Harry estaba demasiado complejo, demasiado aturdido.
-Hagrid olvida la comida… ¿Dónde están Ginny y mis hijos?- Su amigo se volvió a arrodillar a su lado, esta vez llevaba un plato con lo que parecía algún tipo de puré, también un vaso de plástico que debía de haber pasado hacía demasiado sus mejores tiempos. El fuego iluminaba a Hagrid, este nunca había sido el ser más pulcro pero ahora parecía un mendigo. Incluso algo peor, sucio, demacrado y con su ropa hecha jirones. Incluso su pelo parecía más grasiento de lo normal y su cara más sucia.
Desde esa misma cara unos ojos interrogantes le devolvieron la mirada.
-¿Ginny? ¿No deberías estar más preocupado por Ron y por Hermione? Y…¿Qué hijos?.- Algo oprimió el corazón de Harry, una sensación de pérdida tan grande que durante un instante, creyó que iba a acabar con su corazón.
-Albus, Lily, James…- se dijo intentando ponerse de pié para ir a buscar a sus hijos, a la sangre de su sangre, aunque ni siquiera sabría por donde empezar.
Aunque sabía que no existían.
Y allí de pié se observó a si mismo, bañado por la luz de la hoguera. Las sombras danzaban sobre su cuerpo sucio y desnudo, notaba en su espalda el peso de un pelo demasiado largo. Sus brazos, su estatura, estaba claro que no debía de tener más de veinte años.
-¿Qué ha ocurrido Hagrid…como?¿Porqué?- Hagrid miró con tristeza al muchacho y de alguna parte de su harapienta ropa sacó su viejo paraguas. Lo levantó en alto y la punta del mismo se iluminó, junto con la estancia en la que se encontraban y que tan dolorosos recuerdos le traía: la cámara de la muerte del ministerio de magia.
Frente a ellos, a no más de cinco metros, se encontraba un arco erguido en la nada. El mismo arco que se tragó a Sirius Black.
-¿Qué hacemos aquí?- Le preguntó sin apenas voz Harry aunque en su interior, en algún lugar remoto de su mente, algo empezaba a recordar. Hagrid seguía mirando con tristeza a Harry pues sabía que iba a ser portador de muy malas noticias para su joven amigo.
-Por lo que me contaron, Bellatrix alcanzó con un maleficio a Sirius, y este cayó dentro del arco. Cuando lo viste corriste para intentar salvarlo, Remus intentó detenerte pero te zafaste de él y te lanzaste tras tu padrino-
Harry escuchó aquello sin apenas poder respirar. Sus últimos veinte años habían sido una farsa y sus hijos, su mujer, todo el amor que les había procesado habían sido solo sombras de un sueño inducido. Y aún así, notaba que le faltaba una gran parte de su ser que ese maldito arco le había robado tras su velo, alimentándose de él.
-¿Y los demás?- Preguntó Harry, a sabiendas que no le iba a gustar la respuesta. Hagrid negó con la cabeza. –Los demás ya no están- dijo a la vez que su paraguas dejaba de iluminar aquella estancia maldita.
-Fuimos víctimas de una gran traición que acabó con muchos de los nuestros. Y los que no, encerrados en Azkaban o convertidos en Mortífagos por la maldición Imperio.- Harry intentó digerir aquella información y deseo que aquello solo fuera un sueño, despertar junto a Ginny en su hogar y prepararse un buen café. Pero el peso de la realidad y la evidencia de cuanto le rodeaba eran fuerzas poderosas y le gritaban que se recuperase.
–Estamos solos Harry.-
4 comentarios:
va enserio? ahora te vas a dedicar a los fanfics? jajajaja se te va la pinza mil
Claro que va en serio ¬¬ (xD)
Es que tengo un monaco Harrypottiense que lo flipas!!!
Espero que le heches un vistazo (dice vix silvando xD) -recomiendo a través del enlace que se ve de lujo- y me digas -como fan de Popoter- que te parece kukuku
Asias por el comment!!!
pues me llama la atención xDDD puede que hasta consigas que me enganche a los libros del Potter XD
A ver a ver, eso sería un triunfo xD
Pero bueno, poco a poco, si por ahora te llama la atención ya es buena señal xD
Asias por el comment!!
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